![2025-01 [Blog] Revisiting rules_Hero Father with daughter discussing screen time rules](https://static.qustodio.com/public-site/uploads/2025/02/11141046/2025-01-Blog-Revisiting-rules_Hero.jpg)
Ser padres es un proceso que consiste en tomar las mejores decisiones que podemos con la información que tenemos a nuestro alcance en cada momento y después replanteárnoslas cuando los resultados no son los que esperábamos o disponemos de nueva información. Las cosas rara vez son blancas o negras a la hora de criar a nuestros hijos, y su vida digital no es una excepción. Aunque permitir que los niños estén expuestos a las pantallas puede tener beneficios desde el punto de vista de la educación, las relaciones sociales y el entretenimiento, también puede derivar en un uso excesivo que puede afectar a la salud y el bienestar digital de los más pequeños.
Cuando el uso de la tecnología se descontrola
Si has observado que tus hijos pasan demasiado tiempo delante de la pantalla, es posible que hayas decidido que ha llegado el momento de ser más estricto respecto al uso de los dispositivos. Sin embargo, revisar las reglas que has establecido en este sentido (especialmente si hasta ahora tendías a ser más permisivo) puede provocar que tus hijos se opongan frontalmente, que reaccionen de forma emocional o que se rebelen. Si has empezado a plantearte la posibilidad de rendirte y dejar las cosas tal y como están, me gustaría animarte a seguir adelante con tu idea de cambiar las normas y los límites sobre el uso de la tecnología en casa. La clave reside en entender cuál es la forma más efectiva de llevar a cabo estos cambios y al mismo tiempo ofrecer a tus hijos el apoyo que necesitan durante el proceso. Nunca es demasiado tarde para establecer nuevas expectativas que contribuyan a mejorar su bienestar cuando hablamos de los dispositivos electrónicos.
En este artículo, vamos a repasar algunas estrategias que te ayudarán a reforzar las reglas que has establecido para gestionar el uso de las pantallas, a abordar las frustraciones y las quejas que pueden provocar estos cambios en las diferentes etapas del desarrollo de tus hijos y a enseñarles a procesar sus emociones. De esta forma, podrás inculcarles unos hábitos digitales más saludables sin necesidad de generar tensiones innecesarias.
Paso 1: Reconoce y acepta sus emociones
Antes de realizar ningún cambio, es esencial que te prepares para gestionar la reacción emocional de tus hijos. La idea de dejar de poder utilizar los dispositivos o de tener que pasar menos tiempo delante de la pantalla puede generarles sentimientos de frustración, confusión, resentimiento e incluso ira. Estas respuestas emocionales son totalmente normales y, como padres, es fundamental que mostremos empatía hacia ellos y les ofrezcamos nuestro apoyo cuando cambiamos las normas. Prepararte mental y emocionalmente para afrontar sus reticencias te ayudará a mantenerte firme y a seguir adelante con los cambios que has planeado.
Cuando tus hijos empiecen a expresar sus objeciones, lo primero que debes hacer es asegurarte de que comprendan que reconoces y aceptas sus emociones. Por ejemplo, si dicen: «Esto no es justo. ¡No puedes cambiar las reglas!», puedes responderles algo como «entiendo que os parezca injusto, y los cambios siempre son frustrantes. Sé que os encanta la tecnología, pero también me preocupo por vuestra salud y vuestro bienestar, y por eso tenemos que ajustar un poco las normas». Explícales qué patrones en su comportamiento o qué información nueva te han impulsado a tomar esta decisión. Es importante que sepan qué razones te han llevado a hacer estos cambios, aunque seguramente no estén de acuerdo.
El objetivo es darles espacio para que puedan sentirse escuchados y al mismo tiempo hacer hincapié en los motivos por los que vas a cambiar las reglas. De este modo, habrá menos probabilidades de que sus reacciones emocionales terminen agravando a discusión.
![2025-01 [Blog] Revisiting rules_InsideImage father and son discussing screen time rules](https://static.qustodio.com/public-site/uploads/2025/02/11141823/2025-01-Blog-Revisiting-rules_InsideImage.jpg)
Paso 2: Adapta los cambios a su edad y dales la oportunidad de verbalizar sus objeciones
Una vez que hayas sacado el tema y le hayas dado a tus hijos la oportunidad de expresar sus emociones, deberías empezar a plantearte cómo vas a revisar las normas sobre la tecnología en función de su edad. Aunque la idea básica sigue siendo la misma —explicarles claramente cuál es tu objetivo y fomentar su autonomía—, el tipo de objeciones y su respuesta a los nuevos límites puede variar dependiendo de la etapa de su desarrollo en la que se encuentren.
Niños pequeños (de 2 a 5 años)
A esta edad, es fundamental limitar la exposición de nuestros hijos a las pantallas, aunque es posible que todavía no estén preparados para entender plenamente el concepto de límite. Si están acostumbrados a utilizar este tipo de dispositivos de forma habitual, puede que se muestren contrariados al saber que vas reducir el tiempo que pueden dedicarles. Por ejemplo, es posible que expresen su oposición diciendo: «Quiero ver otro vídeo» o «¡Quiero el iPad!».
Cuál es la mejor respuesta en estos casos: dales una explicación breve y sencilla. Puedes usar una frase del tipo: «Podréis usar la tableta cuando terminemos de leer el cuento, pero luego tendréis que salir a jugar afuera». Ofrecerles la posibilidad de elegir entre dos actividades (siempre que consideres ambas aceptables) es una buena forma de ayudar a tus hijos a sentir que tienen cierto grado de control. Por ejemplo, puedes decirles algo como «podéis jugar al aire libre o hacer un puzle, y mañana podréis volver a utilizar los dispositivos un rato».
Es importante que seas consistente con las reglas y que no cedas ante ningún arrebato emocional. Si tus hijos lloran o tienen una rabieta, mantén la calma y ofréceles apoyo, pero cíñete a los límites que has establecido. Puedes mostrarles tu empatía utilizando un argumento como «sé que estáis enfadados. A ninguno nos gusta cambiar de actividad cuando nos estamos divirtiendo, pero ahora tenemos que hacer otra cosa».
Niños en edad escolar (de 6 a 12 años)
Cuando los niños comienzan el colegio, empiezan a desarrollar el sentido de la autonomía, y el uso de la tecnología puede ir más ligado a su círculo social. Les gusta mantenerse en contacto con sus amigos a través de Internet o ver series y comentarlas con sus compañeros. Cuando vean que vas a limitar el tiempo que pasan delante de la pantalla, es posible que aleguen algo como «pero todos mis amigos juegan a ese juego» o «no puedo perderme el próximo episodio de mi serie favorita esta noche».
Cuál es la mejor respuesta en estos casos: valida sus emociones reconociendo la importancia de las relaciones sociales y las aficiones con frases como «ya sé que tus amigos juegan a ese juego y ven esa serie, y que es duro no poder acompañarlos, pero podrás pasar más tiempo con ellos mañana. Ahora ha llegado el momento de descansar de las pantallas».
Ofrecerles una actividad alternativa también puede contribuir a facilitarles la transición. Por ejemplo, puedes hacerles una sugerencia del tipo: «Sé que os encanta jugar, así que ahora vamos a hacer un descanso, pero después de cenar podemos echar una partida a un juego de mesa todos juntos en familia». Proponerles alternativas entretenidas que no impliquen el uso de la tecnología animará a tus hijos a ver otras actividades como algo divertido, no como un castigo.
Asimismo, también puedes explicarles que los límites son una prueba y que forman parte del proceso de ayudarles a desarrollar unos hábitos saludables: «Sé que es difícil tener que dedicar menos tiempo a los dispositivos, pero vamos a probar a hacerlo esta semana para ver cómo nos sentimos. Volveremos a hablar del tema la semana que viene para ver cómo nos ha ido». Esta estrategia les ayudará a entender que estás abierto a revisar las reglas más adelante dependiendo de cómo evolucione la situación tanto a nivel individual como familiar.
Adolescentes (a partir de 13 años)
Los adolescentes suelen ser los que más se resisten cuando establecemos límites respecto al uso de los dispositivos, sobre todo si sienten que estamos coartando su independencia. Al intentar reducir el tiempo que pasan delante de la pantalla, pueden plantear objeciones del tipo «nos estás tratando como a niños pequeños» o «es que no entiendes lo importante que es para nosotros».
Cuál es la mejor respuesta en estos casos: a estas edades, la clave es hablar clara y abiertamente con ellos. En lugar de limitarte a exponerles cuáles son las normas, explícales el razonamiento que te ha llevado a establecerlas e invítalos a participar en la conversación: «Entiendo que os estáis haciendo mayores y que cada vez sois más responsables a la hora de utilizar la tecnología. Sin embargo, me preocupa el tiempo que dedicáis a las pantallas. Está afectando a vuestros hábitos de sueño, a vuestro estado de ánimo y al tiempo que pasáis con vuestros amigos y con el resto de la familia».
Utiliza estas conversaciones para ayudarles a detectar aquellas áreas en las que pueden regular su propio comportamiento. Por ejemplo: «¿Qué os parecería usar el teléfono solo a determinadas horas del día? Podríais empezar por dejarlo a un lado durante las comidas familiares o una hora antes de acostaros para que todos podamos desconectar».
Otra forma de enfocar la conversación es pedirles a tus hijos que te den su opinión sobre las reglas: «Sé cuánto valoráis vuestras relaciones sociales, así que vamos a trabajar todos juntos para establecer unos límites. ¿Cuánto tiempo consideráis que sería justo que pudierais usar los dispositivos y cuándo estaríais dispuestos a descansar para realizar otro tipo de actividades?».
Si tus hijos argumentan que tienen demasiados deberes o compromisos extraescolares, recuérdales que es importante alcanzar cierto grado de equilibrio: «Sé que estáis ocupados con las clases y con el resto de vuestras actividades; por eso, vamos a limitar el uso de las pantallas para que dispongáis de más espacio para concentraros en ellas y al mismo tiempo podáis relajaros sin distracciones».
Independientemente de su edad, la clave en este aspecto es ser consciente de que tus hijos no van a estar de acuerdo con los cambios. No es necesario que entiendan del todo ni que acepten tu punto de vista y las decisiones que has tomado para empezar a aplicarlos.
Paso 3: Sé coherente y utiliza el refuerzo positivo
Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los padres cuando revisan las normas que han establecido sobre el uso de las pantallas es ceñirse a los nuevos límites. Es fácil ceder y volver a caer en los viejos hábitos, especialmente cuando las emociones están a flor de piel. Ser coherente con los cambios que has establecido resulta esencial, independientemente del grado de resistencia que muestren tus hijos. Si les explicas claramente las reglas y te ciñas a ellas, al final terminarán por adaptarse. El hecho de que pierdan el control cuando limitas su acceso a la tecnología es una señal importante de que debes mantenerte firme, ya que es probable que hayan desarrollado una dependencia poco saludable de los dispositivos y los medios digitales.
Otra estrategia que resulta muy útil en estos casos es ofrecer a tus hijos un refuerzo positivo cuando respetan los nuevos límites. Por ejemplo, puedes decirles: «Estoy muy orgulloso de cómo habéis gestionado hoy el uso de los dispositivos. Me parece estupendo que hayáis salido al aire libre a compartir tiempo con vuestros amigos». Reforzar los comportamientos positivos es una buena forma de animarles a tomar la decisión correcta por sí mismos. Señalarles las actitudes saludables que observas en ellos, como el hecho de que estén más concentrados en las tareas del colegio, que hayan empezado a conciliar mejor el sueño por la noche o simplemente que se muestren más amables durante el día a día también les ayudará a relacionar los cambios que has llevado a cabo en las normas con su estado anímico y funcional.
Ten la seguridad de que estás haciendo lo correcto
Revisar los límites que has establecido en casa respecto al uso de la tecnología nunca es fácil, especialmente si las reglas que vas a cambiar ya forman parte de vuestra vida cotidiana. Es posible que tus hijos se sientan frustrados, que se resistan a los cambios o incluso que se muestren resentidos. Si reconoces y aceptas sus emociones, mantienes una buena comunicación con ellos y utilizas estrategias adecuadas para su edad, te resultará más fácil inculcarles unos hábitos digitales más saludables.
Recuerda que el objetivo de este proceso es ayudarles a alcanzar el equilibrio, no castigarlos. A la hora de gestionar las nuevas expectativas y normas, puedes recurrir a alguna herramienta de control parental como Qustodio para establecer límites de tiempo, evitar que accedan a contenidos inapropiados y mucho más .Ser coherente en la aplicación de las reglas es la mejor forma de enseñar a tus hijos a gestionar el uso de los dispositivos electrónicos de una forma que favorezca su bienestar general.