En la era digital en la que vivimos actualmente, es necesario que las familias podamos hablar sobre el uso de la tecnología de manera consciente y responsable, desde que nuestros hijos empiezan a manejarse de forma independiente, pues no podemos olvidar que la tecnología está presente en casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde la educación hasta el ocio, pasando por las relaciones sociales y el trabajo.
En este sentido, los acuerdos o contratos familiares de un buen uso de la tecnología son una herramienta valiosa que nos van a ayudar a iniciarnos en este diálogo y establecer expectativas claras sobre cómo usar la tecnología en casa.
¿Por qué es importante llegar a un acuerdo?
Hablar sobre el uso de la tecnología de manera consciente y responsable es esencial. Sin embargo, para que este acuerdo sea efectivo y no genere conflictos, es muy importante saber cómo abordarlo, primando el ambiente en el que lo tratemos y la manera de hacerlo. No se trata de imponer reglas, sino de establecer un diálogo abierto y constructivo, que permita a todos los miembros de la familia entender cómo usar la tecnología de forma saludable.
Un buen ejemplo de contrato familiar tecnológico que nos puede ayudar en este sentido es el Acuerdo Digital que de forma gratuita nos proporciona Qustodio.
Cómo empezar la conversación
Lo primero que deberemos tener en cuenta cuando iniciemos este diálogo en familia será crear un ambiente positivo. Para ello, elegiremos un momento adecuado, en una situación familiar relajada, sin distracciones. Podemos hacerlo en un momento en el que estemos compartiendo alguna actividad divertida, como un picnic, una merienda especial, etc…
Una vez nos encontremos en el momento idóneo, podemos pensar en una actividad divertida, idealmente adecuada a la edad de nuestros hijos y relacionada con la tecnología, para iniciar el diálogo, romper el hielo y aumentar su motivación. Por ejemplo, se puede empezar por jugar en familia a algún videojuego educativo o explorar una aplicación creativa o incluso, una aplicación de control parental, para que los pequeños también conozcan su uso y sean conscientes de su utilidad para la supervisión en el entorno digital. De hecho, puede ser una buena ocasión para recordarles que no se trata de una herramienta para controlar, sino para proteger. Este enfoque no solo aumenta su motivación para participar, sino que también aporta un tono positivo a la comunicación.
La inclusión: el clave al éxito
Cuando ya tengamos su atención, es crucial involucrarles en el proceso. No se trata de hacer un monólogo, sino también de escuchar los pensamientos y las necesidades de los hijos, además de actuar como modelo. No les interrumpas si se inician a hablar, ni critiques su punto de vista. Repite lo que están diciendo para demostrarles que le estás escuchando y muestras interés, aunque lo que digan no coincida con tu forma de pensar.
Por otro lado, anímales a compartir sus experiencias positivas, pero también aquellas que no han sido tan positivas, pudiendo hablar tanto de aplicaciones y juegos que les gustan, como alguna situación incómoda que hayan podido vivir en línea. También puede ser una oportunidad para guiarles y enseñarles a identificar este tipo de situaciones, además de explicarles cómo deberían actuar en caso de enfrentarse a alguna situación de riesgo en el entorno online.
Comparte tú experiencia con ellos
Si ellos no son capaces de intervenir, actúa como modelo, siendo tú el que inicia la conversación contando sus propias experiencias. No obstante, recuerda no quedarte únicamente en la parte negativa, pues es importante que vean que tú también ves los beneficios de la tecnología. En caso contrario, los niños podrán pensar que tienes un pensamiento anticuado o que tu única intención es que no tengan contacto con el mundo digital, aspecto que no les ayudará a confiar y sentirse cómodos para compartir sus preocupaciones y/o experiencias.
En definitiva, es crucial practicar la escucha activa. Para ello, es aconsejable repetir lo que los menores han dicho, no interrumpir, ni criticar, así como mostrar interés por los distintos puntos de vista que puedan surgir. En este aspecto, los padres no deben tener miedo a compartir su forma de pensar con sus hijos, sino al contrario. Para generar un ambiente de confianza y respeto mutuo, es importante intercambiar opiniones y pensamientos, aunque lo que estéis diciendo sea muy diferente.
Trabajar juntos en crear reglas para el contrato familiar de un buen uso de la tecnología
Con el objetivo de crear un acuerdo equilibrado, propón que cada miembro de la familia sugiera una regla. Discutid cada propuesta y llegad a un consenso sobre cuáles incluir. Asegúrate de que las reglas sean claras, específicas y realizables. Esto no solo dará un sentido de responsabilidad a los menores, sino que también les hará sentir que tienen control sobre sus acciones digitales.
Fomentando la paciencia, escucha y comprensión, podemos crear un ambiente digital saludable que prepare a nuestros hijos para un futuro digital responsable. Además, es importante que, pese a que el pacto se va a hacer en familia y va a ser consensuado, los adultos tengamos una idea de lo que queremos conseguir. Para ello, una buena forma puede ser hacer un listado preliminar de las reglas que queremos que se encuentren en nuestro acuerdo, teniendo en cuenta la edad de los hijos. Por ejemplo:
Menores de 8 años:
- Establecer un periodo de tiempo de menos de 1 hora al día.
- Usar el dispositivo en compañía de un adulto.
- Pedir permiso antes de utilizar un dispositivo y sobre todo para descargar cualquier aplicación.
- No compartir información personal.
Preadolescentes:
- Eliminar los dispositivos de las comidas o planes familiares.
- Apagarlos antes de dormir.
- Comunicación abierta con el menor en caso de cualquier situación incómoda a la que pueda enfrentarse.
Adolescentes:
- Respetar la privacidad de los demás (evitar compartir fotos de menores).
- Importancia de mantener privados los perfiles en las redes sociales.
- Aumentar el tiempo de actividades fuera de línea.
- Fomentar el pensamiento crítico sobre lo que podemos encontrar en Internet.
Durante la conversación con nuestros hijos es importante que les orientemos para, además de establecer las normas que ellos nos digan, estén dentro del acuerdo las que nosotros creemos importantes y esenciales.
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Cómo adaptar el acuerdo o contrato tecnológico a cada etapa
Como cualquier pacto, este acuerdo digital no es inamovible. Es más, es conveniente adaptarlo a cada situación y sobre todo, realizar una diferencia según la edad de nuestros hijos, pudiendo empezar este diálogo desde que los niños empiezan a utilizar las pantallas. Atendiendo a la edad del menor, podemos distinguir entre tres grupos:
- En niños menores de 8 años es importante centrarse en conceptos básicos, como limitar el tiempo frente a las pantallas, hablar con ellos sobre la posibilidad de encontrarse con contenidos inadecuados (violencia, palabras no adecuadas a su edad, etc.) y poder evitarlo, y fomentar actividades en familia fuera del ámbito digital.
- En el caso de los preadolescentes, podemos empezar a incluir las redes sociales, la privacidad en las mismas, cómo relacionarnos con las personas en el medio digital, saber diferenciar entre comportamientos apropiados e inapropiados, identificar situaciones de ciberacoso, tanto el que puedan sufrir como realizar, etc.
- En los adolescentes es importante continuar por la misma línea y trabajar la ética digital, el respeto hacia los demás, la gestión del tiempo de uso, reflexionar sobre el contenido al que acceden, etc.
En la misma línea, Qustodio ofrece dos guías de contrato sobre un buen uso descargables, uno adaptado para menores de 8 años y otro para preadolescentes y adolescentes.
Adaptar las normas de uso a la edad de cada niño va a permitir una mejor comprensión y aceptación. Además, es crucial remarcar la flexibilidad del acuerdo, así como la manera de revisarlo. Es importante quedar con ellos en una revisión periódica (cada 3 meses, por ejemplo, coincidiendo con el trimestre escolar, las vacaciones, etc.), e incluso, revisarlo cuando se introduzca en casa un nuevo dispositivo. En este caso, se debería realizar las modificaciones, al igual que el acuerdo, con una conversación en familia y de manera colaborativa.
Equilibrio entre beneficios y riesgos de la tecnología
Otro aspecto importante para establecer un contrato o acuerdo digital es hablar juntos sobre los beneficios y riesgos. Pídeles que compartan lo que conocen y sus creencias, y comparte con ellos tus vivencias. Escucharos y compartid lo que entendéis por la seguridad online. Esto puede ayudar a crear las reglas que vamos a tener en casa, a comprender su función y a respetarlas.
Con el fin de encontrar un equilibrio entre aprovechar las ventajas de la tecnología y proteger a los miembros más jóvenes de la familia de los riesgos, es importante conocer ambos: ventajas y peligros.
Entre los beneficios más destacables, se encuentran: el acceso a todo tipo de información, desarrollo de habilidades creativas, conexión entre personas que no se encuentran cerca, oportunidades de conocer nuevas habilidades…Sin embargo, no podemos olvidarnos de los riesgos que se esconden en el mundo online, por lo que, es crucial concienciar a los hijos y hacerles ver la importancia de conocer los peligros a los que nos podemos enfrentar en Internet. Para ello, es clave tener en cuenta algunos consejos, como los siguientes:
Proteger la privacidad
Es muy importante no desvelar información sensible, como nombre, dirección, teléfono, nombre del colegio, etc., así como aprender a identificar posibles estafas, suplantación de identidad o intentos de sonsacar datos personales por personas extrañas.
Respeto y empatía
Se aconseja que las familias inculquen a los hijos cómo deben comportarse con los demás, con respeto y educación, así como identificar cualquier posible situación de acoso (tanto como víctima como agresor…).
Posibilidad de adicción a las nuevas tecnologías
Para evitarlo, es crucial prestar atención al tiempo de uso, la calidad de la actividad digital y la razón de utilización de los dispositivos, entre otros.
Filtro de contenidos
El libre acceso a la tecnología puede ocasionar riesgos como la visualización de contenidos inapropiados para la edad del menor, tanto violentos como sexuales, para lo que es esencial la supervisión por parte de los progenitores.
Huella digital
Como padres, debemos ayudar a nuestros hijos a entender la repercusión que pueden tener sus acciones en Internet, mostrándoles qué consecuencias puede tener, por ejemplo, una publicación, un comentario o un like. De esta manera, también se fomenta tener responsabilidades desde edades tempranas.
Construyendo un futuro digital responsable en familia
En la era digital actual, donde la tecnología permea todos los aspectos de nuestras vidas, desde la educación hasta el ocio, es crucial que las familias aborden el uso de la tecnología de manera consciente y responsable. Así, los acuerdos de un buen uso de la tecnología, o bienestar digital emergen como una herramienta valiosa para iniciar este diálogo esencial y establecer expectativas claras sobre el uso de la tecnología en el hogar.
La clave para un acuerdo efectivo radica en cómo se aborda: creando un ambiente positivo, fomentando un diálogo abierto y constructivo, y adaptando las normas a la edad de cada miembro de la familia. Este enfoque no solo previene conflictos, sino que también promueve una comprensión compartida de cómo utilizar la tecnología de forma saludable.
Involucrar a todos los miembros de la familia, practicar la escucha activa y discutir tanto los beneficios como los riesgos de la tecnología son pasos fundamentales. Desde la protección de la privacidad hasta la promoción de comportamientos éticos en línea, estos acuerdos familiares sientan las bases para un uso responsable de la tecnología.
A su vez, la flexibilidad y revisión periódica de estos acuerdos aseguran su relevancia continua, adaptándose a las necesidades cambiantes de la familia y al rápido avance tecnológico. Al fomentar la paciencia, la comprensión mutua y la responsabilidad compartida, las familias pueden crear un ambiente digital saludable que prepare a los más jóvenes para navegar con confianza en el mundo digital del futuro.
En última instancia, estos acuerdos no solo regulan el uso de la tecnología, sino que también fortalecen los lazos familiares, promueven la comunicación abierta y equipan a los niños con las habilidades necesarias para ser ciudadanos digitales responsables y éticos.