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Snapchat es una de las aplicaciones de comunicación más populares entre los jóvenes de las generaciones Z y Alfa: en 2024, los datos obtenidos por Qustodio sobre el consumo de aplicaciones indicaban que esta plataforma es la segunda herramienta de comunicación más utilizada a nivel global por los menores de entre 4 y 18 años, y la primera en EE. UU., país en el que los niños dedican de media nada menos que 90 minutos diarios a esta plataforma de mensajería instantánea.
A pesar de su enorme popularidad, Snapchat ha logrado pasar inadvertida en un año particularmente convulso en lo que a la ciberseguridad se refiere. Y aunque la polémica sobre los riesgos a los que están expuestos los adolescentes más jóvenes en Internet ha salpicado sobre todo a las redes sociales, la aplicación tiene también un lado oscuro del que es importante que los padres seamos conscientes. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber sobre Snapchat y te damos algunas recomendaciones para proteger a tus hijos adolescentes mientras exploran esta plataforma.
Snapchat: un breve resumen
Snapchat es una aplicación de mensajería en la que los usuarios pueden crear unos mensajes, denominados «Snaps», que pueden adoptar la forma de un vídeo breve, una foto o un texto. Los Snaps se pueden enviar directamente a los contactos que cada usuario ha añadido en la plataforma o compartirse a través de la cronología de historias, y son visibles durante un periodo de 24 horas. Además, la aplicación ofrece a los usuarios la posibilidad de personalizarlos fácilmente, así como añadir filtros, efectos especiales, dibujos y subtítulos.
A los usuarios más jóvenes les encanta Snapchat porque es una forma divertida y creativa de comunicarse con sus amigos. Las funciones de la plataforma permiten a los adolescentes compartir cualquier novedad sobre su día a día, ya sea a través de los mensajes instantáneos, usando la cronología de historias o compartiendo su ubicación mediante el Mapa de Snaps.
¿Qué puede hacer mi hijo en Snapchat?
Cuando se registre en la plataforma, tu hijo tendrá que introducir su fecha de nacimiento. Todos los perfiles de Snapchat están configurados como privados de manera predeterminada. Sin embargo, a los menores de entre 13 y 17 años se les ofrece automáticamente una experiencia diferente a la de los adultos. Los adolescentes menores de edad no pueden crear un perfil público, que es la opción que permite compartir contenidos con cualquier usuario, aunque no esté en su lista de amigos.
En Snapchat, los adolescentes pueden:
- enviar mensajes directos únicamente a las personas que han añadido a su lista de contactos;
- compartir con sus amigos vídeos cortos y fotos;
- avisarles de dónde se encuentran compartiendo su localización a través del Mapa de Snaps y subir Snaps enseñándoles lo que hacen en esa ubicación;
- crear una cronología de historias y avisar a los demás de lo que hacen a lo largo del día;
- utilizar la página Descubrir para navegar por las novedades y las actualizaciones que comparten los perfiles públicos; p. ej., famosos, empresas e influencers;
- hablar con el bot de chat de la plataforma, My AI, un bot basado en texto que Snapchat ha diseñado para que se comporte como un amigo y responda a preguntas cotidianas sobre la aplicación.
¿Cuál es la edad mínima para utilizar Snapchat?
Según las condiciones de servicio de Snapchat, los usuarios tienen que tener como mínimo 13 años para poder crear un perfil y empezar a enviar Snaps a sus contactos. La plataforma les solicita la fecha de nacimiento durante el proceso de registro, pero, dado que no dispone de ningún sistema de verificación, es muy fácil para los menores eludir las restricciones de edad —al igual que sucede prácticamente en cualquier red social o aplicación de comunicación que utilice este tipo de límites—.
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¿Qué riesgos puede conllevar Snapchat?
Los mensajes efímeros
El hecho de que los mensajes desaparezcan en Snapchat una vez que los usuarios los ven genera en algunos adolescentes una falsa sensación de seguridad y anonimato que puede llevarlos a bajar la guardia y fomentar los comportamientos de riesgo, como enviar mensajes o imágenes sexualmente explícitos. Es posible que nuestros hijos se sientan tentados de compartir contenidos o textos que de otro modo no enviarían creyendo que se desvanecerán sin dejar rastro, aunque es relativamente fácil realizar capturas de pantalla de las conversaciones o las imágenes que los usuarios envían a través de la plataforma. Snapchat ofrece la posibilidad de recibir una notificación cuando la otra persona guarde una captura del mensaje, pero no hay ninguna forma de evitar que el destinatario utilice dicha función.
El ciberacoso
El carácter anónimo de la plataforma puede envalentonar a los adolescentes en muchos sentidos, y eso incluye los comportamientos relacionados con el acoso. Los usuarios pueden enviar mensajes y contenidos hirientes convencidos de que desaparecerán y ellos nunca tendrán que asumir la responsabilidad de sus actos. Asimismo, el borrado de los mensajes dificulta a las víctimas del acoso —tanto escolar como de otros tipos— la tarea de recopilar pruebas y denunciar estas conductas.
El uso compartido de la ubicación
Muchos adolescentes usan la función para compartir la ubicación como un símbolo de su estatus social que les permite presumir de su cercanía con sus mejores amigos o con su nueva pareja. Además, esta opción de Snapchat puede servir también como una medida de seguridad, especialmente cuando nuestros hijos hacen planes en grupo —por ejemplo, para salir de fiesta—.
Sin embargo, la función de seguimiento de localización del Mapa de Snaps genera algunos riesgos desde el punto de vista de la privacidad, ya que, cuando nuestros hijos la activan, su ubicación se comparte continuamente tanto con sus amigos como con otros desconocidos y puede revelar información sensible, como dónde viven o en qué colegio estudian, de forma accidental. Aunque la función Mapa de Snaps no se puede desactivar, los usuarios pueden ocultar su posición activando el Modo fantasma, que evita que los demás puedan ver dónde están. Sin embargo, la plataforma sigue supervisando los datos de la ubicación con fines internos. Una opción es desactivar totalmente los servicios de ubicación en la configuración del dispositivo de nuestros hijos, limitando de este modo el acceso de la aplicación a las funciones relacionadas con la localización.
Los depredadores
Las cuentas de la plataforma no están verificadas, lo que permite que los ciberdepredadores se infiltren en la plataforma creando identidades falsas para engañar a los usuarios más jóvenes. Según las cifras publicadas por NSPCC, una ONG británica dedicada a la protección de los niños, Snapchat es la aplicación más utilizada para acosar sexualmente a los menores, y prácticamente la mitad de los casos relacionados con la ciberpederastia en los que pudo rastrearse la plataforma usada por estos agresores tuvieron lugar en este servicio. El hincapié que hace en el anonimato y en la desaparición del contenido crea un entorno perfecto para que los depredadores puedan seleccionar, acosar y manipular a los menores, sobre todo porque las pruebas de sus interacciones desaparecen rápidamente si las víctimas no consiguen realizar una captura de pantalla de los mensajes o grabar las conversaciones.
La violencia
Las normas de la comunidad de Snapchat no permiten ninguna publicación que contenga amenazas, violencia ni ningún tipo de contenido perjudicial, pero eso no significa que estos mensajes no puedan pasar desapercibidos para el sistema de moderación. A menudo, imágenes de peleas, agresiones sexuales, ataques violentos y otros contenidos de carácter perturbador se comparten a través de las redes sociales, se suben a Snapchat en forma de historias y terminan difundiéndose a toda velocidad por las listas de amigos.
La gamificación
Snapchat recompensa a los usuarios que son activos en la plataforma a través de las denominadas «Snaprachas» entre contactos. Cada vez que un perfil intercambia un Snap en forma de foto o vídeo con un amigo en un periodo de 24 horas, se le añade una racha diaria, y el contador va subiendo cada día que el usuario interactúa en una conversación. Si esa persona deja de enviar mensajes durante un periodo de veinticuatro horas, la racha desaparece, y el contador vuelve a cero. Este enfoque lúdico puede animar a algunos adolescentes a iniciar sesión en la aplicación todos los días para mantener la racha.
¿Puedo proteger a mi hijo en Snapchat?
La plataforma conlleva algunos riesgos importantes para los adolescentes, pero si tu hijo ya se ha abierto una cuenta, o consideras que está preparado para utilizar Snapchat, hay algunas medidas que puedes tomar para proteger su seguridad.
- Familiarízate con la aplicación: intenta hacerte una idea básica de cuáles son las funciones de Snapchat y qué permite hacer cada una. Conocer el funcionamiento de la aplicación es fundamental para poder ayudar a tu hijo a utilizarla de forma segura y saludable.
- Usa su edad real: asegúrate de que tu hijo introduce correctamente su fecha de nacimiento cuando cree su cuenta para activar la configuración y las limitaciones adecuadas para su edad.
- Comprueba la configuración de privacidad: ajusta las opciones de privacidad de tu hijo para limitar quién puede contactar con él, ver sus historias y acceder a su localización.
- Gestiona las solicitudes de amigos: conciencia a tu hijo de la importancia de aceptar únicamente solicitudes de personas que conoce en la vida real.
- Limita el tiempo que pasa delante de la pantalla: establece unas reglas básicas respecto al tiempo que tu hijo dedica a Snapchat y anímale a equilibrar el uso de los dispositivos electrónicos con actividades que no impliquen el uso de la tecnología.
- Mantén una buena comunicación con él: habla con tu hijo de la ciberseguridad, la importancia de la privacidad y los riesgos que conlleva compartir información personal. Asegúrate de que comprenda que puede acudir a ti si se siente incómodo mientras usa Snapchat.
- Utiliza los controles parentales: la plataforma ofrece sus propios controles parentales a través del denominado Centro de familia. Esta herramienta te permite ver la lista de amigos de tu hijo y los contactos que ha añadido, limitar el contenido al que puede acceder e impedir que pueda usar My AI. Sin embargo, estos controles no permiten supervisar el tiempo que dedica a los dispositivos ni el uso que hace de las aplicaciones, por lo que, si quieres ayudarle a desarrollar una rutina más saludable en este sentido, puedes plantearte la posibilidad de configurar límites para la plataforma utilizando una herramienta de control parental como Qustodio.
- .Aprende a gestionar los usuarios y el contenido problemático: asegúrate de que tanto tú como tu hijo sabéis cómo bloquear y denunciar a los usuarios conflictivos y las publicaciones inapropiadas.
- Dale ejemplo con tu propio comportamiento: enséñale qué significa actuar de forma responsable en Internet demostrándole que tú también utilizas la tecnología de forma saludable.
La recomendación final de Qustodio
Snapchat ofrece a nuestros hijos una forma de chatear con sus amigos, explorar el mundo y expresarse de forma creativa, además de conectar con las personas de su entorno. Dicho esto, el riesgo de que puedan ser víctimas de ciberacoso, adopten comportamientos potencialmente peligrosos, estén expuestos a contenidos de carácter sexual y puedan ser víctimas de los ciberdepredadores es suficiente para hacer saltar las alarmas de cualquier padre.
En Qustodio consideramos que Snapchat no es una aplicación adecuada para los adolescentes más jóvenes, dado todos estos riesgos no compensan las ventajas que la aplicación puede conllevar para ellos a esta edad. Sin embargo, al igual que en el caso de la mayoría de las redes sociales, a medida que nuestros hijos se hacen más mayores, es fundamental que les concienciemos de los riesgos a los que tendrán que enfrentarse en el mundo digital y que les proporcionemos las herramientas y la ayuda que necesitan para poder hacerlo. Si has decidido permitir que tu hijo se registre en Snapchat, nuestra recomendación es que os sentéis a hablar del tipo de contenido que puede publicar en la plataforma, que reviséis juntos las funciones de seguridad y te asegures de que sabe cómo utilizarlas, y que compruebes periódicamente cómo le afecta el uso de la aplicación. Por último, recuerda que la mejor forma de apoyar a tu hijo mientras explora Internet es asegurarte de que comprenda que puede acudir a ti siempre que necesite ayuda, tanto en el mundo real como en el digital.