A medida que el uso de Internet se ha disparado entre los niños y los adolescentes, también lo ha hecho el temor ante la posibilidad de que se vean expuestos a contenidos potencialmente peligrosos y perjudiciales para su desarrollo. La exposición a la pornografía online se ha convertido, sin ningún género de dudas, en una de las principales preocupaciones de la mayoría de los padres a la hora de proteger a sus hijos. Y tienen buenos motivos para estar preocupados.
Los investigadores advierten que cada vez hay más niños y adolescentes expuestos a contenidos pornográficos en Internet, y que esta exposición puede tener graves consecuencias sobre su salud física y mental. Todos los años acuden a mi consulta muchos niños y adolescentes que han sufrido en sus propias carnes los efectos negativos de la exposición a la pornografía online y padres que desearían poder volver atrás en el tiempo y haber estado más pendientes de lo que hacían sus hijos en Internet.
¿Hasta qué punto están expuestos los niños a la pornografía?
Los resultados de las encuestas indican que el 66% de los niños y las niñas de entre 14 y 15 años han visto pornografía en algún momento. Más del 90% de los niños y del 60% de las niñas se ven expuestos a este tipo de contenidos en algún momento durante la adolescencia. La edad media a la que los niños se inician por primera vez en la pornografía es de unos 11 años, aunque se ha demostrado que incluso los niños de cinco años están expuestos a imágenes sexuales explícitas a través de los dispositivos digitales.
Se trata de un dato muy preocupante, porque los estudios demuestran que la exposición a este tipo de contenidos sexuales durante la infancia y la adolescencia aumenta el riesgo de que nuestros hijos sufran ansiedad, sean víctimas de algún tipo de explotación o agresión sexual o acaben cayendo en la adicción. Al margen de este tipo de consecuencias, existe una gran preocupación en torno al impacto negativo que la pornografía puede llegar a ejercer sobre sus relaciones afectivo sexuales en el futuro, ya que el contenido pornográfico suele incluir prácticas peligrosas y no presenta una visión saludable del sexo.
A pesar de que aproximadamente el 75% de los padres afirman que sus hijos nunca han estado expuestos a contenidos sexuales en Internet, las estadísticas indican que más del 60% de los niños han visto contenidos pornográficos de algún tipo. Este porcentaje es aplicable a ambos sexos, aunque muchos padres creen que los niños varones tienen una mayor tendencia a consumir o compartir contenidos sexuales, lo que pone de manifiesto el hecho de que esta exposición se produce habitualmente sin que sean conscientes de ello.
¿Qué pueden hacer los padres para proteger a sus hijos?
Teniendo en cuenta que los niños y los adolescentes viven en un mundo digital, y que el uso que hacen de este tipo de dispositivos se ha incrementado ahora que muchos de ellos pasan buena parte de la jornada lectiva delante de la pantalla, es fundamental que los padres tomen las medidas necesarias para proteger su salud y su seguridad en lo relativo a la pornografía online.
Muchos padres se sienten incómodos al abordar un tema tan sensible con sus hijos, y es posible que no comprendan la realidad a la que los niños están expuestos en Internet, muchas veces de forma accidental. La mayoría de los niños, especialmente los más pequeños, se exponen a imágenes pornográficas sin buscarlas intencionalmente, ya que a veces aparecen en ventanas emergentes o en búsquedas de imágenes relativamente inocuas.
Mi experiencia como terapeuta me ha enseñado que la mayoría de los padres niegan que sus hijos hayan podido estar expuestos a este tipo de contenidos. Los niños, sin embargo, cuentan una historia muy diferente, y los progenitores suelen escandalizarse cuando descubren a qué tipo de contenidos pueden acceder sus hijos desde su propia casa o desde los dispositivos móviles que les han entregado.
Medidas que los padres pueden tomar para proteger a los niños de la pornografía
Aunque a algunos padres puede resultarles incómodo hablar abiertamente de la pornografía con sus hijos, este tipo de contenidos son perjudiciales para el desarrollo de los niños y aumentan el riesgo de que puedan ser víctimas de algún tipo de abuso o explotación. Estas son algunas de las principales recomendaciones que los padres podemos aplicar para abordar el tema con nuestros hijos y reducir los riesgos a los que están expuestos cuando utilizan dispositivos y medios digitales:
1. Explícales qué es la pornografía y cuáles son tus valores al respecto.
Asegúrate de que comprendan lo que son los contenidos pornográficos o sexuales y que este término no engloba únicamente las imágenes y los vídeos de los sitios web, sino también los textos, los mensajes en las redes sociales y otro tipo de materiales que pueden enviar o recibir por parte de terceros. Hazles saber que comprendes que van a estar (o quizás ya han estado) expuestos a ellos y que tu intención es darles información para ayudarles a proteger su seguridad y su salud.
Procura normalizar el hecho de que la mayoría de los niños sienten curiosidad por el sexo y por el cuerpo humano y plantea el tema desde la naturalidad y la empatía. Es importante que entiendan que las imágenes y actos sexuales que pueden encontrar en Internet no presentan una visión realista de la sexualidad. A medida que los niños se adentran en la adolescencia, las conversaciones deben abarcar también las medidas de protección y la violencia y la explotación sexual.
2. Asegúrate de que comprendan que pueden hablar contigo de cualquier cosa que vean en Internet sin temor a ser castigados.
Es fundamental que los niños tengan la suficiente confianza para acudir a nosotros cuando tienen alguna duda o inquietud o se enfrentan a algún problema relacionado con su seguridad.
3. Hablad abiertamente de las expectativas y normas familiares respecto al acceso y el consumo de este tipo de contenidos y las medidas que has tomado para proteger su seguridad y su salud.
Por ejemplo, lo más recomendable es asegurarte de que no utilicen dispositivos electrónicos ni se conecten a Internet a solas mientras sean pequeños y evitar que utilicen la tecnología en el dormitorio por la noche sea cual sea su edad. De este modo, podrás ser más consciente de los contenidos a los que acceden. Asimismo, también es buena idea que te sientes periódicamente con ellos mientras utilizan sus dispositivos para comentar lo que buscan en Internet o su actividad en las redes sociales, por ejemplo.
4. Instala y utiliza controles parentales en todos sus dispositivos.
En el caso de los niños menores de 12 años, lo mejor es que establezcas restricciones para bloquear los contenidos sexuales o peligrosos. A medida que vayan aproximándose a la adolescencia, puedes ir ajustándolas en función de su madurez y del grado de responsabilidad que demuestren a la hora de navegar por la red. Sin embargo, y en vista de los resultados que han arrojado algunos estudios sobre la relación entre la pornografía y el aumento de los trastornos sexuales y relacionales y las adicciones, mi recomendación es que mantengas las restricciones durante su adolescencia.
Qustodio es una gran opción para proteger a los más pequeños en Internet y ayudarles a desarrollar unos hábitos digitales saludables, y nos permite ajustar fácilmente las restricciones a medida que nuestros hijos crecen y maduran. Si bien las aplicaciones de control parental pueden resultarnos muy útiles a la hora de evitar que accedan a contenidos inadecuados, posiblemente su mayor ventaja sea que nos ofrecen la oportunidad de mantener una comunicación abierta y fluida con ellos respecto al uso de los dispositivos tecnológicos.
Cuanto más conscientes seamos los padres de lo que hacen en Internet, más productivas serán las conversaciones que mantengamos con ellos sobre salud, seguridad, relaciones y comunicación.
Internet ofrece numerosas ventajas a nuestros hijos, pero también es necesario que seamos conscientes de los riesgos cada vez mayores que conlleva el mundo digital. Como sucede en el caso de la mayoría de los temas relacionados con la salud y la seguridad que los padres debemos abordar con nuestros hijos, es fundamental mantener una buena comunicación. Lo que empieza como una conversación básica y sencilla cuando son pequeños debería convertirse en un debate más amplio sobre educación sexual, valores, seguridad y preferencias personales a medida que se hacen adultos.
Siempre que sea posible, los padres debemos adoptar un papel proactivo a la hora de protegerles de la exposición a la pornografía y a cualquier otro tipo de contenidos que puedan ser perjudiciales para ellos en lugar de intentar buscar soluciones cuando el daño ya está hecho.
Por mucho que nos empeñemos los padres, es imposible proteger totalmente a los jóvenes de los contenidos sexualmente explícitos y potencialmente peligrosos. Lo que sí está en nuestras manos es proporcionarles una buena educación sexual que les permita disfrutar de una vida sexual segura, sana y satisfactoria estableciendo unos límites adecuados respecto al uso de Internet y manteniendo una buena comunicación con ellos.